Cuidados de enfermería en el paciente pediátrico: atención integral y estrategias centradas en la familia
Los cuidados de enfermería pediátrica se centran en una atención integral que incluye valoración continua, confort, control del dolor y trabajo conjunto con la familia para asegurar el bienestar del niño.
Introducción: particularidades del paciente pediátrico
Las características anatómicas, fisiológicas y emocionales de un paciente pediátrico son muy diferentes a las de un adulto. Esto impacta directamente la manera en la que se realiza la valoración, el diagnóstico y, por supuesto, la intervención de enfermería. Los niños, desde recién nacidos hasta la adolescencia, necesitan un enfoque ajustado a su etapa de desarrollo teniendo en cuenta la rápida evolución de sus sistemas y la dependencia que tienen de sus cuidadores.
Además de lo anterior, la atención pediátrica debe considerar factores como la vulnerabilidad inmunológica del niño, la forma en que responden a los medicamentos y la importancia de detectar a tiempo cualquier signo de alarma. Por ejemplo, los bebés tienen un riesgo mucho mayor de deshidratarse o de sufrir infecciones graves, así que es indispensable mantener una vigilancia constante y aplicar protocolos específicos.
Principios básicos de los cuidados de enfermería en pediatría
Los cuidados de enfermería en pediatría buscan siempre proteger tanto la integridad física como la emocional del niño, a la vez que promueven su desarrollo y previenen complicaciones. Aquí es fundamental el respeto por la individualidad de cada paciente, mantener una comunicación clara y trabajar de la mano con la familia. Un principio clave es el enfoque holístico, que ve al niño como un ser integral, junto con el trabajo interdisciplinario y la aplicación de protocolos actualizados, tal como lo recomienda el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.
La actualización del personal de enfermería es un tema que no se puede dejar de lado; por eso, una formación avanzada como la Especialización en Enfermería Pediátrica resulta indispensable para desenvolverse con seguridad en entornos complejos.
No podemos olvidar el respeto por la autonomía progresiva del niño. Permitirle participar en su propio cuidado, según su edad y su capacidad de entender, fomenta la toma de decisiones compartida tanto con el paciente como con la familia. Además, promover la educación en salud desde temprana edad sienta bases sólidas para el futuro. Aplicar guías clínicas y seguir estándares internacionales, como los de la OMS, refuerza la calidad y seguridad en la atención pediátrica aquí en Colombia.
Valoración inicial y monitoreo constante
Realizar una valoración inicial en el paciente pediátrico implica ser muy detallista y utilizar escalas apropiadas para cada grupo de edad. Es importante recolectar bien los antecedentes, hacer una exploración física completa y evaluar el contexto familiar. El monitoreo debe ser constante, ajustando la frecuencia de las intervenciones según el estado clínico del niño.
Esto puede implicar el uso de herramientas como la escala de Glasgow pediátrica para medir el estado neurológico, escalas específicas para valorar el dolor infantil y equipos calibrados para monitorear signos vitales en niños. De igual manera, debemos documentar cualquier cambio en el estado clínico y comunicarlo de inmediato al equipo multidisciplinario.
Cuidados físicos y fisiológicos esenciales
Nutrición e hidratación
La nutrición adecuada es una base fundamental para la recuperación y el desarrollo del paciente pediátrico. El personal de enfermería debe garantizar que se administren correctamente las fórmulas lácteas, la alimentación enteral o parenteral según lo indique el médico, y mantener un monitoreo muy juicioso del balance hídrico.
En el hospital, es importante estar pendientes de signos de intolerancia alimentaria, como el vómito o la distensión abdominal, y reportar cualquier novedad. El monitoreo del balance hídrico implica llevar registro de ingresos y egresos, y estar atentos a señales como mucosas secas o llanto sin lágrimas, así como al estado de la piel.
Control térmico y entorno ambiental
El control térmico es un aspecto fundamental, ya que los niños pequeños, especialmente los recién nacidos, todavía no regulan bien su temperatura. Por eso, la enfermería debe estar pendiente de la temperatura corporal, evitar cambios bruscos y adaptar el ambiente hospitalario en cuanto a humedad, ventilación y exposición a infecciones. Además, la enfermería debe educar a los padres sobre cómo abrigar al niño adecuadamente y evitar el exceso de cobijas, ya que esto podría aumentar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante.
Higiene, piel y control de presión
El cuidado de la piel en pediatría requiere mucha delicadeza y el uso de productos adecuados para evitar irritaciones y lesiones. La enfermería se encarga del baño diario, cambios de pañal frecuentes y vigilancia de las zonas de presión, sobre todo en niños que están inmovilizados o tienen dispositivos médicos. Prevenir úlceras por presión y promover la higiene ayuda a reducir infecciones hospitalarias y mejora el confort del paciente.
Control del dolor y confort
El dolor en el paciente pediátrico puede pasar desapercibido si no se usan las herramientas adecuadas para evaluarlo. El equipo de enfermería debe aplicar escalas específicas, ofrecer alternativas no farmacológicas y trabajar de la mano con el equipo médico para el manejo del dolor. Crear un entorno seguro y reducir al máximo los procedimientos invasivos también hace la diferencia en el bienestar y la recuperación. Entre las opciones no farmacológicas están distracción, música, contacto piel a piel y acompañamiento de la familia durante procedimientos dolorosos
En los hospitales es usual el uso de la escala FLACC para valorar el dolor en los más pequeños, lo que permite ajustar el manejo según cada caso. Además, anticipar el dolor y explicarle al niño y a la familia lo que va a ocurrir ayuda a disminuir la ansiedad y mejora mucho la experiencia de hospitalización.
Escalas más usadas en enfermería pediátrica
| Escala | Objetivo | Grupo de edad | Interpretación básica |
|---|---|---|---|
| Escala de Glasgow pediátrica | Evaluar nivel de conciencia | Desde recién nacidos | 15 puntos: normal; <8: alteración severa |
| Escala FLACC | Medir dolor en niños no verbales | 2 meses a 7 años | 0–10 puntos: mayor puntuación, mayor dolor |
| Escala de Wong–Baker | Autoevaluación del dolor mediante caras | >3 años | Niños señalan la cara que mejor representa su dolor |
| Escala de Silverman-Andersen | Valorar dificultad respiratoria | Neonatos | >6 puntos indica necesidad de soporte ventilatorio |
Apoyo emocional, comunicación y juego terapéutico
El apoyo emocional es parte esencial de los cuidados de enfermería pediátrica. La comunicación debe adaptarse al nivel de comprensión del niño, usando un lenguaje sencillo, contacto visual y herramientas lúdicas. El juego terapéutico ayuda a reducir el estrés, permite que el niño exprese sus emociones y facilita la cooperación durante los procedimientos.
Utilizar muñecos, dibujos o cuentos facilita que los niños entiendan lo que les pasa y puedan expresar cómo se sienten. La enfermería debe propiciar ambientes amigables y seguros, donde el niño sienta confianza y respaldo.
Cuidados familiares y rol de los padres
La familia es, sin duda, el principal soporte del niño hospitalizado. El personal de enfermería debe involucrar a los padres o cuidadores en el plan de atención, brindando información clara, capacitándolos en técnicas básicas y ofreciendo apoyo emocional.
Además, es importante habilitar espacios donde los padres puedan participar y expresar sus dudas o temores. Capacitar a los cuidadores en temas como la administración de medicamentos, la identificación de signos de alarma y los cuidados básicos garantiza una transición segura al hogar.
Cuidados en la hospitalización, intensivos y protocolos especializados
Durante la hospitalización, los cuidados de enfermería se vuelven mucho más rigurosos para prevenir complicaciones y favorecer la recuperación. En las unidades de cuidados intensivos pediátricos, se requiere un nivel de conocimiento avanzado para monitorear parámetros vitales, administrar medicamentos complejos y manejar equipos especializados.
Aquí es donde una formación avanzada como la Especialización en Enfermería Pediátrica marca la diferencia y potencia la capacidad para brindar una atención integral en los casos más complejos.
El trabajo en equipo con médicos, fisioterapeutas, nutricionistas y otros profesionales es fundamental para asegurar una atención integral en estos servicios. Por ejemplo, en pacientes con enfermedades crónicas o en estado crítico, la enfermería debe coordinar la administración de terapias, prevenir infecciones relacionadas con dispositivos invasivos y orientar a la familia durante el proceso de recuperación. Mantenerse actualizado en el uso de nuevas tecnologías y participar en simulaciones clínicas contribuye a mejorar la seguridad del paciente y la calidad de los cuidados.
Retos actuales y propuestas de mejora
Entre los retos más grandes que enfrenta la enfermería pediátrica en Colombia están la actualización continua de los protocolos, la necesidad de formación especializada y la adecuación de recursos en hospitales públicos y privados. La alta demanda de servicios, la diferencia en el acceso a tecnología y la importancia de mantener un trato humano exigen soluciones innovadoras y capacitación constante.
Por otro lado, integrar tecnologías de la información, como los registros electrónicos y la telemedicina, puede mejorar el seguimiento de los pacientes y la comunicación con las familias.

